A finales de 1970 y principios de 1980, los cuadros de fueron la base para la bicicleta de
montaña de reciente desarrollo.1
A mediados de los 70, un grupo de entusiastas en el Marin
Couty, California, comenzaron a competir con las bicis por los cortafuegos del monte Tamalpais en downhill, (expresión anglófona de «descenso de montaña»). Una carrera
que ellos llamaban «repack», debido a que
dicho
viaje era tan agotador que los ciclistas debían reempacar sus frenos de
contrapedal con grasa después de cada carrera.
El terreno cuesta abajo era rocoso y la escarpada montaña ayudó a los
corredores a alcanzar altas velocidades, donde saltaban y se estrellaban contra
las rocas y el barro. Estos malos tratos causaban roturas en
las bicicletas de carreras, por lo que los corredores buscaron una
alternativa más duradera y económica. Pronto descubrieron las viejas carcachas
(las cuales ellos llamaban), con neumáticos balón 26 x 2.125 que se podían obtener por 5,00 dólares en una
venta de garaje y
podían soportar tremendos castigos.
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